11. may., 2021

El primito

El primito

El corazón de las madres de Punta Caliente es enorme, lleno de nobleza que desborda. No se dé dónde sacan tanta abundancia, pero quienes las visitan no se quejan. Cuando se acerca la hora de almuerzo y dicen que se van, desde el fondo de la cocina se escucha decir: no se vayan esperen la comida. Y entre que no y sí, todos terminan comiendo, hasta hay quienes preguntan: ¿Cómo hacen para que alcance para todos? a los de más confianza se les contesta que la fórmula es el agua, que la sopa siempre aguanta con un poco más; a los de menor confianza se les comparte una sonrisa.

El primo, es más atrevido cuando le dan café, echa el azúcar en la taza y no bate la cuchara, al terminar el líquido dice: María disculpa pero que pesar dejar el azúcar, no se puede desperdiciar, yo me sacrifico si me echas más, y ella responde: no se preocupe que si no sobra de esta colada hacemos otra y él: Gracias María, eres tan linda seguro estoy que en tu velorio no se podrá ni dar vuelta de la gente que te vendrá a ver, bueno yo seré uno de ellos.  Abuela se reía, mientras le servía la segunda taza de café le decía que no cantara gloria que otros se han ido antes que ella.

Le llamábamos el Primo porque utilizaba esa palabra para saludar: ¿Qué tal de día primito? Todo bien, gracias a Dios primito. No olviden comprar el número sesenta, es mi número cabalístico y a quienes se los recomiendo no fallan.

No sé quien murió primero, si el Primito o Abuela.