24. sep., 2022
Punta Caliente
En el pueblo hay mucho espíritu en pena que deambula, se aparecen en el terraplén donde antes pasó el ferrocarril; el mismo que dejó abandonado la United Fruit Company, ahí los espantos son frecuentes y hasta tienen en penitencia a la señora que vive en la tienda de doce puertas; por la noche, cuando las cierra, pasa frente a cada una rezando un padrenuestro con su mano en señal de cruz.
Aunque los perros aúllen, dentro de la casa tiene la protección de las vírgenes y santos.
A la mañana siguiente riega agua de ruda que ha dejado frente a la imagen de la virgen de Santa Rita de Casia, patrona del pueblo. Su casa está frente al terraplén donde por la noche se escucha el pito largo y lastimero seguido del tropel de los vagones que se van deslizando por los rieles; las veces que abrió la puerta no vio más que las luciérnagas marcando su ruta con el faro prodigioso que les dio la naturaleza.
Una de esas noches, con una gran luna llena, no miró la locomotora, pero escuchó el chirrido de las ruedas que friccionaron el acero de los rieles sacando hasta chispas. El susto fue enorme y jura ante Dios, frente a los incrédulos, que es la pura verdad.